Cuando él llega, yo no sé nada,
ni quiero saber.
Me sobran lunas, viento, poesía…
océanos, cielo, universo…

Cuando él llega, no existe nada.
Cuando él llega… todo es él.

©Flora Rodríguez

Al sabor del viento

Surcar azules en tu mirada,
en el andén donde espera el retoño
la lluvia de la melodía,

bailar de un suspiro la luna
desnuda al sabor del viento,
pintar el cielo con tu sonrisa

y dibujar en el blanco horizonte
el latido de algún que otro instante
volando a la inmensidad.

©Flora Rodríguez

Vivimos en un mundo
que separa
tierra, mar y cielo;
pero yo siento que tengo dos patas,
cola de pez…
y dos alas.

©Flora Rodríguez

Cómo

Cómo…
Cómo contar lo inexplicable
Cómo traducir en palabras
lo que no existe dentro de la lógica
Cómo mostrar el alma
Cómo decirle que ya me latía…
incluso antes que el corazón.

©Flora Rodríguez

Blancos de espera

Hay días blancos como la nada,
blancos como salas de espera
o blancos como el silencio
que habita en los hospitales.

Días donde nunca oscurece
y el sol hiere.
Tanto ruido en blancos de espera…

Es entonces cuando sus ojos
suplican una respuesta
para preguntas como mañana
o por qué
o muerte.

Y yo que escribo y tanto escribo
no encuentro una sola palabra
apta para su consuelo;
no hay ninguna que sea Dios.

Y algunos ojos merecen a Dios…
un Dios que nunca aparece.

©Flora Rodríguez

Está bien escuchar,
pero no el hacer caso.
Cada cual debe hallar sus respuestas,
su propio camino,
su propia vida y,
sobre todo y lo más importante,
por qué o por quién…
estará dispuesto a morir.

©Flora Rodríguez

Suicidas

Aún quedamos muchos locos,
rebeldes, sin un consuelo,
luchando por un imposible,
por el mismo imposible que tú.

Aún luchamos sin escudo,
desnudos, sin un remedio,
cruzando las inclemencias,
muriendo en cualquier intento.

Aún seguimos intentando.
Aún quedamos.
Aún luchamos…
aunque otros nos llamen suicidas.

©Flora Rodríguez

Presente

Imagen de mi autoría

Los frutos
más valiosos en la balanza
son aquellos que uno recoge
solo, en su intimidad.

Y si hemos sembrado de alma
y llovido con sus colores,
nos andaremos siendo cosecha.
Cultivamos la vida viviendo,
aunque ese vivir implique la muerte
una y otra
y otra vez…,

pero más vale vida vivida
que tan solo hacer su trayecto
sin haber estado presente.

©Flora Rodríguez