
Alguien me dijo una vez: Nunca olvides de dónde vienes.
Y, ¿de dónde vengo?, le pregunté.
Ante tal pregunta, quedó mirándome por unos instantes y regaló una de las sonrisas más hermosas que jamás había visto; una que, yo diría, no era por mí. Creo que en aquel momento pude recordarle a alguna persona o, quizás, el lugar de donde él venía porque marchó sin decir nada más.
A veces, pienso que yo también busco una mirada, aquella que me recuerde de dónde vengo, los ojos que me digan… dónde está mi hogar.
©Flora Rodríguez